Resumen

El Centro Nacional de Salud Complementaria e Integrativa (NCCIH) ha comenzado a respaldar la "medicina funcional", que es criticada por ser pseudocientífica. Este cambio, bajo la dirección de la Dra. Helene Langevin, genera preocupación sobre la integración de prácticas no comprobadas en la atención médica, lo que podría comprometer la integridad científica y las prioridades de financiamiento en la investigación en salud.

El Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral (NCCIH, por sus siglas en inglés), anteriormente llamado Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (National Center for Complementary and Alternative Medicine, NCCAM) es un organismo del gobierno federal de los Estados Unidos, dependiente de los National Institutes of Health (NIH), creado para promover la evaluación científica de la seguridad y utilidad de las diversas prácticas encerradas en los conceptos de medicina complementaria y alternativa.

Aspectos destacados

• Cambio en el NCCIH: El NCCIH está adoptando la medicina funcional, alejándose de sus raíces científicas.
• Críticas a la Medicina Funcional: La medicina funcional es etiquetada como pseudociencia, enfocándose en pruebas y tratamientos innecesarios.
• Preocupaciones sobre el Financiamiento: Las propuestas de asignar fondos del NIH a la medicina funcional podrían desviar recursos de la investigación basada en evidencia.
• Afirmaciones Engañosas: La narrativa de que la medicina convencional descuida la atención del "individuo completo" se considera falsa.
• Formación de Coaliciones: El NCCIH ha formado una Coalición para la Salud del Individuo Completo, lo que genera preocupaciones sobre su liderazgo.
• Integración de Charlatanería: La asociación con organizaciones que promueven tratamientos no comprobados subraya el problema.
• Consecuencias Potenciales: Si estas tendencias continúan, el papel de la pseudociencia en la política de salud federal podría expandirse.

Perspectivas clave

• Preocupaciones por el cambio de nombre: El cambio de nombre de NCCAM a NCCIH buscaba parecer más científico, pero podría haber ocultado la integración de terapias alternativas. Esto resalta una tendencia en la que las organizaciones priorizan la imagen sobre las prácticas basadas en evidencia.
• Defectos de la Medicina Funcional: Los principios de la medicina funcional a menudo se basan en conceptos vagos de "individualidad bioquímica", que pueden justificar una gama de tratamientos sin respaldo científico. Esto plantea preguntas éticas sobre la atención al paciente y la eficacia de los tratamientos.
• Impacto en la Educación Médica: Las propuestas para incluir la medicina funcional en los planes de estudio de las escuelas de medicina corren el riesgo de diluir la educación científica y promover la charlatanería entre los futuros proveedores de atención médica, lo que podría socavar la confianza del paciente.
• Conceptos Erróneos sobre la Salud del Individuo Completo: El argumento de que la medicina convencional no aborda al "individuo completo" pasa por alto la atención integral que brindan los médicos capacitados. Esta tergiversación puede confundir a los pacientes y llevarlos a depender de tratamientos ineficaces.
• Implicaciones para el Financiamiento: Redirigir los fondos del NIH hacia la medicina funcional podría perjudicar la investigación de tratamientos validados científicamente, poniendo en riesgo las prioridades de salud pública.
• Líderes en Charlatanería: Las colaboraciones con organizaciones como el Instituto de Medicina Funcional señalan un cambio hacia la aceptación de prácticas no comprobadas en las discusiones de salud convencionales, amenazando la integridad de la investigación científica.
• El Futuro de las Políticas de Salud: Si el apoyo político a la medicina funcional crece, podríamos ver un cambio significativo en las políticas de salud federal que prioricen enfoques pseudocientíficos sobre la medicina basada en evidencia, impactando la calidad y el acceso a la atención médica.