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Amadeo Avogadro: un pionero de la química moderna


Introducción

La historia de la química está marcada por nombres ilustres que han dejado un legado duradero en el mundo científico. Uno de esos nombres destacados es Amadeo Avogadro, un químico italiano cuyas contribuciones revolucionaron nuestra comprensión de los gases y allanaron el camino para el desarrollo de la teoría atómica. En esta biografía, exploraremos la vida y las obras de Avogadro, destacando sus logros significativos y su impacto en la ciencia.

Infancia y formación

Amadeo Avogadro nació el nueve de agosto de 1776, en Turín, Italia, en el seno de una familia noble. Su padre, Filippo Avogadro, era un abogado y senador, y su madre, Anna Vercellone, provenía de una familia adinerada. Amadeo tuvo la oportunidad de recibir una educación completa, asistiendo al colegio de los padres somascos en Turín y luego matriculándose en la Universidad de Turín.

En 1796, Avogadro obtuvo su título en leyes, siguiendo los pasos de su padre. Sin embargo, su verdadera pasión yace en la ciencia, específicamente en la física y la matemática. Desafiando las expectativas sociales de la época, Avogadro decidió perseguir sus intereses científicos y se inscribió en la Universidad de Turín para estudiar física y matemáticas.

Contribuciones a la teoría atómica

Avogadro inició su carrera científica en la década de 1800, cuando la química aún estaba inmersa en la confusión y las teorías contradictorias. En 1811, Avogadro presentó una idea que cambiaría el curso de la química: la hipótesis de Avogadro. Propuso que volúmenes iguales de gases, medidos en las mismas condiciones de temperatura y presión, contienen el mismo número de moléculas. Esta idea aparentemente simple era revolucionaria y sentó las bases para el desarrollo de la teoría atómica.

La hipótesis de Avogadro abordaba la confusión que existía en ese momento sobre la naturaleza de los gases. Los químicos estaban divididos entre la teoría de los átomos y la teoría de los equivalentes, sin una comprensión clara de cómo estas teorías se relacionaban entre sí. La hipótesis de Avogadro proporcionó una conexión crucial al establecer que, en términos de moléculas, las proporciones estequiométricas eran más comprensibles. Sin embargo, es importante destacar que Avogadro no formuló su hipótesis en términos de átomos, ya que la idea de átomos como entidades discretas aún no estaba plenamente aceptada en ese momento.

Dificultades y rechazo inicial

A pesar de la elegancia y la simplicidad de su hipótesis, la idea de Avogadro no fue inmediatamente aceptada por la comunidad científica de la época. La falta de comprensión completa de la naturaleza de los átomos y las moléculas contribuyó a la resistencia inicial. Además, Avogadro no proporcionó pruebas experimentales sólidas para respaldar su hipótesis, lo que generó escepticismo entre sus contemporáneos.

Durante muchos años, la hipótesis de Avogadro fue pasada por alto y su contribución a la ciencia no fue completamente reconocida. Fue solo en la segunda mitad del siglo XIX, cuando la teoría atómica comenzó a ganar aceptación generalizada, que la importancia de la hipótesis de Avogadro fue finalmente reconocida.

Carrera académica y otras contribuciones

A pesar de los obstáculos iniciales, Avogadro continuó su carrera académica y científica. En 1820, fue nombrado profesor de física en la Universidad de Turín, y más tarde, en 1832, ocupó la cátedra de física matemática en la misma institución. A lo largo de su carrera, realizó investigaciones en una variedad de campos, incluyendo la electricidad y la termodinámica.

En 1841, Avogadro formuló la ley que lleva su nombre, la ley de Avogadro. Esta ley establece que volúmenes iguales de gases, medidos en las mismas condiciones de temperatura y presión, contienen el mismo número de moléculas. Esta ley fue esencial para el desarrollo posterior de la teoría cinética de los gases y la determinación de los pesos moleculares relativos de las sustancias gaseosas.

Relación con la homeopatía

La relación entre el número de Avogadro y la homeopatía es que se basa en la idea de que las diluciones infinitesimales son más eficaces que las diluciones más concentradas. Sin embargo, esta idea no es compatible con los principios de la química.

A medida que una sustancia se diluye, la probabilidad de que una molécula de la sustancia original quede en la dilución disminuye. En una dilución 10^-2, la probabilidad de que quede una molécula de la sustancia original es de 1 entre 100. En una dilución 10^-4, la probabilidad es de 1 entre 10000. Y así sucesivamente. En una dilución 10^-30, la probabilidad de que quede una molécula de la sustancia original es de 1 entre 10^30. Esto es un número extremadamente pequeño. De hecho, es más pequeño que el número de átomos que hay en el universo observable.

Por lo tanto, es imposible que una dilución homeopática que tenga una potencia de 30 o superior contenga ninguna molécula de la sustancia original. La homeopatía afirma que las diluciones homeopáticas actúan a nivel energético o vibracional, pero no hay evidencia científica que apoye esta afirmación. Los estudios sobre la eficacia de la homeopatía han encontrado que no es más eficaz que el placebo. Por lo tanto, la relación entre el número de Avogadro y la homeopatía es que la homeopatía es una pseudociencia que carece de base científica.

Legado y reconocimiento posterior

A pesar de las dificultades iniciales y la falta de reconocimiento inmediato, el legado de Amedeo Avogadro perdura en la ciencia moderna. Su hipótesis y su ley proporcionaron una base esencial para la comprensión de la estructura molecular y la teoría atómica. La contribución de Avogadro fue finalmente reconocida y honrada en el siglo XX, cuando el número de Avogadro, que representa el número de átomos o moléculas en un mol, fue adoptado como una constante fundamental en la química.

En 1909, más de medio siglo después de la muerte de Avogadro en 1856, su tumba en la iglesia de Santo Tomás en Turín fue descubierta por Jean Baptiste Perrin. Como un tributo póstumo, se trasladaron los restos de Avogadro a una tumba más digna en el Panteón de los Hombres Ilustres en Turín, reconociendo así su contribución perdurable a la ciencia.

Conclusiones

Amadeo Avogadro, a pesar de las adversidades y el escepticismo inicial, se destacó como un pionero en la química y la física. Su hipótesis y ley abrieron nuevas puertas en nuestra comprensión de la materia, allanando el camino para la teoría atómica moderna. A medida que la ciencia avanzaba, la importancia de las contribuciones de Avogadro se volvía cada vez más evidente, consolidando su lugar en la historia de la química como un visionario cuyas ideas transformaron la forma en que concebimos el mundo de los átomos y las moléculas.

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