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¿Pseudociencia o fenómeno sin explicar? Análisis de la radiestesia


La radiestesia (o rabdomancia) habitualmente se considera a la práctica que consiste en detectar la presencia de agua, metales u objetos escondidos mediante el uso de varillas de materiales como metal o madera. Según sus defensores, estas varillas se moverían o vibrarían al acercarse a lo que se busca, guiando así al radiestésico. Sin embargo, desde el punto de vista científico existen numerosos argumentos para considerarla una pseudociencia. En general es una disciplina que se basa en la supuesta capacidad de las personas para detectar la presencia de energía de forma extrasensorial. Esta energía puede ser de diferentes tipos, como la energía geomagnética, la energía vital o la energía espiritual.

"Radiestesia" es un neologismo construido a partir de dos términos: el latino radium: ‘radiación’ y el griego aesthesia: ‘percepción por los sentidos’ o ‘capacidad de sentir’ (de aesthesis: ‘percepción’). La palabra "rabdomancia" proviene del griego rhabdos: ‘vara’ y manteia: ‘adivinación’. Este término fue acuñado en 1785.

Entre quienes han difundido la radiestesia destacan:

    Antoine Bovis (1866-1947), un médico francés que fue uno de los pioneros de la radiestesia. Bovis desarrolló un método para detectar la energía vital, que denominó "biometría".
    Marcel Violet (1894-1979), un ingeniero francés que desarrolló un método de radiestesia para diagnosticar enfermedades.
    Georges Lakhovsky (1869-1942), un ingeniero ruso que desarrolló un aparato llamado "oscilador de Lakhovsky" que, según él, era capaz de curar enfermedades mediante la transmisión de energía.
    René Warcollier (1881-1971), un investigador francés que estudió la radiestesia durante más de 50 años. Warcollier publicó varios libros sobre radiestesia, en los que defendía la existencia de la energía vital.
    André Simoneton (1908-1980), un médico francés que desarrolló un método de radiestesia para detectar las radiaciones nocivas. Simoneton afirmó que estas radiaciones pueden causar enfermedades.


Falta de fundamento teórico

La radiestesia carece de un marco teórico coherente y comprobable que explique mediante qué mecanismo físico o energético podría funcionar. Sus defensores no han podido presentar una hipótesis clara sobre qué tipo de radiación, onda o interacción entre campos sería la responsable del supuesto efecto de detección. Tampoco se conoce ningún estudio que haya logrado reproducir y medir experimentalmente el fenómeno alegado.

Ausencia de evidencia empírica

Si bien la radiestesia cuenta con miles de seguidores, no existe evidencia concluyente de que funcione más allá del azar, la sugestión o los sesgos cognitivos. Múltiples experimentos doble ciego han demostrado que los radiestésicos no logran detectar objetivos desconocidos con mayor precisión que el azar. Sus éxitos siempre ocurren en condiciones no controladas donde factores externos no pueden descartarse.

Incompatibilidad con el conocimiento científico

La idea de que una varilla pueda reaccionar a objetos ocultos a distancia es incompatible con los conocimientos actuales de campos magnéticos, ondas electromagnéticas, gravedad y física cuántica. Ninguna de estas áreas científicas avala la plausibilidad de un mecanismo de detección no convencional, y los experimentos sistemáticos no han arrojado resultados positivos.

Explicaciones alternativas

Existen explicaciones no paranormales que podrían dar cuenta de los supuestos hallazgos radiestésicos, como la ideomotoria (movimientos musculares inconscientes), el efecto Forer (autoconfirmación de predicciones vagas), el sesgo del seleccionador u otros efectos psicológicos. Estudios incluso sugieren que algunos radiestésicos podrían estar detectando cambios imperceptibles en el campo magnético terrestre para orientarse.

Limitaciones de intersubjetividad

No existe uniformidad en los métodos y resultados entre practicantes. Con frecuencia llegan a conclusiones opuestas aplicando una misma técnica, lo que evidencia falta de objetividad e intersubjetividad. Los hallazgos dependen más de las creencias y expectativas personales que de un supuesto poder extrasensorial medible.

Ausencia de aplicaciones prácticas

Si realmente funcionara, podría utilizarse en arqueología, minería u otros campos. Pero históricamente sus presuntos éxitos no se han repetido en condiciones controladas ni arrojado nuevos descubrimientos. Tampoco existe forma de discriminar sus resultados de los obtenidos al azar.

En conclusión, la radiestesia carece hasta la fecha de sustento empírico y teórico para considerarla una práctica científica. Todo apunta a que sus éxitos se deben a factores subjetivos propios de la psicología humana más que a un fenómeno físico desconocido. Por ello, continúa siendo catalogada como pseudociencia según los criterios del método científico.

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