Resumen
Este artículo analiza de forma exhaustiva el mito persistente que relaciona la vacuna contra la gripe con un supuesto aumento del riesgo de enfermedad de Alzheimer. A través de una revisión rigurosa de la evidencia científica disponible, se demuestra que esta afirmación, originada en declaraciones no sustentadas del inmunólogo Hugh Fudenberg en 1997, carece por completo de base científica.
Por el contrario, múltiples estudios epidemiológicos recientes sugieren que la vacunación contra la gripe podría ejercer un efecto protector frente a la demencia, con reducciones del riesgo que oscilan entre el 13% y 17%. El análisis aborda el origen del bulo, su difusión mediática, la composición real de las vacunas antigripales y las implicaciones para la salud pública de la desinformación médica.
Palabras Clave
Introducción
En los últimos años, los bulos sobre la seguridad de las vacunas han circulado con rapidez a través de internet, especialmente en redes sociales. Uno de los más persistentes sostiene que la vacuna contra la gripe aumenta el riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer. Según esta narración, recibir la vacuna cinco veces a lo largo de la vida incrementaría el riesgo en un 600%. La supuesta explicación sería la presencia de aluminio en las vacunas, un componente acusado de forma recurrente y sin base científica de causar daños neurológicos.
Esta afirmación proviene de las declaraciones del inmunólogo Hugh Fudenberg en 1997, repetidas años después por el presentador Bill Maher en el programa de Larry King en 2005. Fudenberg fue un médico polémico, al que finalmente se le retiró la licencia por mala praxis y uso irregular de terapias no aprobadas. Ninguna de sus afirmaciones sobre la relación entre la vacunación antigripal y el alzhéimer fue publicada en revistas revisadas por pares, lo que convierte la idea en un simple rumor sin sustento académico.
El origen del mito
Hugh Fudenberg y sus declaraciones
El bulo nace en la "First International Conference on Vaccination" en 1997. Allí, el inmunólogo Hugh Fudenberg afirmó que la vacuna contra la gripe aumentaba el riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer debido a que contendría aluminio y mercurio (tiomersal). Según él, cinco dosis de la vacuna a lo largo de la vida aumentarían el riesgo en un 600%.
No obstante, Fudenberg nunca presentó un estudio que sustentara tal afirmación. No hubo publicación científica, datos cuantitativos ni revisión por pares. Tampoco explicó metodología, número de participantes o detalles experimentales.
Difusión mediática del mito
En 2005, el presentador estadounidense Bill Maher repitió en televisión las declaraciones de Fudenberg durante una entrevista con Larry King, alcanzando así a una audiencia masiva. Desde entonces, el bulo ha sido replicado en blogs, páginas de teorías conspirativas y redes sociales, sin importar su falta absoluta de respaldo científico.
Este episodio muestra un patrón clásico de desinformación:
- Una fuente de dudosa credibilidad emite una afirmación llamativa
- Un altavoz mediático amplifica esa afirmación sin contrastar con expertos o literatura científica
- La narrativa conspirativa (las farmacéuticas ocultan la verdad) favorece la difusión viral
La vacuna de la gripe y su composición
¿Qué contiene realmente la vacuna?
La vacuna contra la gripe estacional está diseñada para inducir inmunidad frente a las cepas circulantes de virus influenza. Dependiendo del preparado, puede ser inactivada (partículas virales muertas) o atenuada (virus vivos debilitados). Los adyuvantes —ingredientes utilizados para potenciar la respuesta inmunológica— han sido motivo de debate, en particular el aluminio.
- La mayoría de vacunas contra la gripe no contienen aluminio
- El tiomersal (derivado del mercurio) fue retirado o reducido al mínimo en muchos países desde principios de los años 2000
- Las formulaciones actuales cumplen estrictamente con normativas de seguridad
¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es la forma más frecuente de demencia, representando entre un 60% y 70% de los casos. Se caracteriza por la acumulación de placas de beta-amiloide y ovillos de proteína tau en el cerebro, lo que provoca deterioro cognitivo progresivo.
Los principales factores de riesgo son:
- Edad avanzada (el más determinante)
- Genética (como la presencia del alelo APOE4)
- Factores cardiovasculares: hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo
- Bajo nivel educativo y falta de actividad cognitiva y social
Evidencia científica: vacunación contra la gripe y riesgo de Alzheimer
Estudios epidemiológicos recientes
En los últimos 20 años, varios equipos han estudiado la relación entre vacunación y deterioro cognitivo. Los hallazgos coinciden: la vacuna de la gripe no aumenta el riesgo de Alzheimer; incluso podría reducirlo.
Estudio de la Universidad de Texas (2020)
Publicado en Alzheimer's & Dementia, analizó datos de más de 9.000 personas mayores de 60 años. Constató que quienes recibieron al menos una vacuna de la gripe tenían un 17% menos de riesgo de desarrollar Alzheimer a lo largo de cuatro años. Quienes fueron vacunados de manera regular mostraron reducciones aún más notorias del riesgo.
Estudio canadiense (2016, Canadian Medical Association Journal)
Examinaron historiales médicos de más de 50.000 personas. Observaron asociación entre diversas vacunas (neumococo, gripe, tétanos) y menor probabilidad de demencia.
Meta-análisis de 2022 (Journal of Alzheimer's Disease)
Revisión de más de 1,7 millones de participantes en estudios observacionales. Los vacunados contra la gripe tenían un 13–15% menos de riesgo de desarrollar demencia.
Hipótesis sobre el posible efecto protector
Los científicos barajan varias explicaciones:
- Estimulación inmunitaria benéfica: cada exposición a la vacuna podría entrenar el sistema inmune, reduciendo inflamación crónica, uno de los factores implicados en el desarrollo del Alzheimer
- Protección vascular indirecta: al reducir infecciones respiratorias graves, disminuye la inflamación sistémica y eventos cardiovasculares asociados
- Efecto adyuvante: algunos adyuvantes vacunales estimulan respuestas inmunes que podrían favorecer mecanismos de limpieza cerebral de proteínas anómalas
El papel de la desinformación en salud
Por qué estos bulos prosperan
Los bulos como el del Alzheimer y la vacuna de la gripe tienen éxito porque apelan a emociones fuertes: miedo al deterioro cognitivo y desconfianza hacia la industria farmacéutica. Además, utilizan elementos pseudo-científicos (aluminio, mercurio, estadísticas exageradas) para dar la apariencia de credibilidad.
Las redes sociales actúan como multiplicador, al difundir mensajes alarmistas mucho más rápido que las explicaciones pausadas y técnicas de la comunidad científica.
Consecuencias en la salud pública
Si las personas mayores —uno de los grupos con mayor riesgo tanto de gripe grave como de Alzheimer— creen este bulo, podrían rechazar la vacunación. Esto implicaría:
- Más hospitalizaciones y muertes por gripe
- Menor control de brotes epidémicos
- Pérdida de la posible protección indirecta frente a demencia
Convergencia de evidencias
La convergencia de pruebas es clara:
- Históricas: no existe publicación científica que respalde las afirmaciones de Fudenberg
- Toxicológicas: las vacunas antigripales no contienen aluminio como aditivo
- Epidemiológicas: múltiples estudios internacionales documentan reducción del riesgo de demencia en vacunados
- Clínicas: organismos como la OMS y la Alzheimer's Association reconocen la vacunación como parte de un estilo de vida protector de la salud cerebral
Conclusión
La afirmación de que cinco dosis de la vacuna de la gripe aumentan el riesgo de Alzheimer en un 600% nació de una intervención sin base científica de un médico desautorizado, y se magnificó en medios de comunicación. No existe ningún estudio publicado en revistas científicas que respalde esa idea, mientras que sí existen numerosos estudios que apuntan a una reducción del riesgo de demencia en personas vacunadas.
En un mundo donde los bulos en salud pueden tener consecuencias letales, los profesionales sanitarios y comunicadores deben insistir: la vacuna contra la gripe es segura, esencial para prevenir complicaciones graves y potencialmente beneficiosa para la salud cognitiva a largo plazo.
Lejos de ser un riesgo, puede ser un aliado inesperado en la lucha contra el Alzheimer.
 
                     
                     
                    